MADERA DE CASTAÑO
«El castaño no sabe que se llama castaño;
más al aproximarse la madurez del año, nos da su noble fruto de perfume otoñal;
….. prestando su expresión armoniosa a la INEFABLE ESENCIA, que es, ha sido y será».
Lo que nosotros si sabemos es que la madera de castaño asturiano tiene denominación de origen
En el año 2009 el Centro Tecnológico Forestal y de la Madera de Asturias (CETEMAS) inició un proyecto de caracterización de la madera aserrada de castaño con la colaboración de otras organizaciones. Este ambicioso proyecto nacional ha permitido obtener las propiedades mecánicas del castaño y establecer un sistema de clasificación visual específico hasta ahora inexistente, permitiendo, al igual que ocurre con otras especies españolas como los pinos, seleccionar las mejores piezas de madera en virtud de sus características (nudos, desviaciones de fibra, deformaciones, etc.) con unos criterios objetivos y asegurar la calidad estructural de las piezas seleccionadas. Además, las características de la corteza permiten a esta especie «vivir en ambientes húmedos y sin necesidad de aplicar productos químicos ni tratamientos para protegerla frente a hongos o insectos, a diferencia de los pinos u otro tipos de maderas»
Aenor ha otorgado una certificación nacional de calidad excelente para la construcción a la madera de castaño asturiana. En Asturias existen 800.000 hectáreas de castaño, cifra que representa cerca de la mitad de los castañares de España.
Al igual que su valor en la fabricación de muebles y otros usos, el empleo histórico de la madera de castaño en elementos estructurales ha demostrado su valía debido a sus características de durabilidad, resistencia, con una estética agradable para lograr unos muebles de gran calidad. Así queda evidenciado en multitud de construcciones como los innumerables hórreos y paneras que salpican la geografía de Asturias y Galicia, construídos casi en su totalidad con madera de castaño y con más de 300 años de antiguedad.
Es una madera de gran estabilidad dimensional ya que es poco nerviosa, por lo tanto, es muy utilizada para trabajos donde la madera puede estar estar sometida a grandes variaciones de humedad y temperatura, como es el caso de las ventanas, puertas y tarimas.
Como ebanistas nos gusta trabajar con esta madera por su fácil mecanización, clavado, atornillado y pulido, además de tener/poseer/gozar de óptimas cualidades para el teñido, barnizado y encolado.
La belleza de esta madera encaja bien tanto en ambientes rústicos como modernos. Es más cálida que su homólogo el roble y gana en belleza con el paso de los años.